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sábado, 18 de abril de 2009

los Bereber

la ETNIA BEREBER

Se llama Bereberes o Imazigen (en singular: Amazig) a las personas que descienden de los pueblos autóctonos del norte de África, desde Egipto occidental (Siwa) hasta el Atlántico, para distinguirlos de otras aportaciones posteriores (árabes, andalusíes, etc.).
Por ello, toda esta región se ha llamado también Berbería.
Los berberiscos o bereberes, como generalmente se les conoce, constituyen la mayoría de la población de los actuales Estados de Libia, Túnez, Argelia y Marruecos. Antes de la invasión árabe-marroquí también era común su presencia como nómadas tuareg en el antiguo Sahara Español.
La palabra "bereber" procede del latín barbarus (de donde procede también la palabra española bárbaro), palabra tomada del griego barbaroi o bárbaros, que significa extranjero, con la que se designaba a los pueblos ajenos a la civilización grecorromana. Los árabes heredaron de griegos y romanos esta denominación y llamaron a los pueblos norteafricanos barábir, plural de barbar.
Ellos no emplean este término y se designan a sí mismos con el nombre de sus tribus o se valen del vocablo amazig (en plural imazigen), que significa libre; su femenino, tamazigt, la libre, se aplica a su lengua.
Otros, al contrario, afirman que no fueron llamados bárbaros por los griegos o romanos que denominaban a los habitantes de la zona occidental de África mauri (moros). Los bereberes consideran ambas denominaciones peyorativas y se refieren a sí mismos como amazig, "hombres libres".
A pesar de los abundantes vestigios prehistóricos y de los datos proporcionados por las fuentes escritas griegas, latinas y árabes, se ignora casi completamente la historia pre-islámica de los bereberes.
Algunos autores modernos relacionan a los bereberes con los fenicios, celtas, vascos, pueblos del Cáucaso y hasta con los precolombinos de América. Lo único cierto es que los bereberes ya habitaban el norte de África desde una época muy antigua. Los autores clásicos los designaban con los nombres de númidas en la región oriental, gétulos en las altas mesetas, moros en el extremo occidental, etc.
Los fenicios, cartagineses y griegos fundaron varias colonias, entre las que sobresale Cartago. Durante las guerras púnicas comienzan a constituirse algunos Estados bereberes. Masinisa, con el apoyo romano, reúne toda la Numidia. Consigue fundar un reino que llegaba desde el Muluya hasta Libia. Su duración fue efímera y terminó convirtiéndose en una provincia romana lo mismo que el reino bereber de Mauritania.
La dominación de Roma en el norte de África se mantuvo hasta el s. V de la Era cristiana. La romanización se extendió por las zonas costeras, pero no penetró en las regiones montañosas ni en las altas mesetas. Después de la rápida invasión de los vándalos, dominaron la Berbería los bizantinos, aunque su autoridad no fue nunca reconocida por todos los pueblos.
Cabe apuntar que en torno al siglo III a. C. se produce el poblamiento de las islas Canarias por parte de grupos humanos bereberes, en condiciones que se desconocen. La cultura prehispánica canaria de origen bereber, también llamada guanche, se desarrollará en las islas hasta la conquista europea del siglo XV.
A mediados del s. VII comienzan las primeras incursiones árabes. Con la fundación de Qayrawán por 'Ugba en el año 670, los árabes tienen una base de operaciones, aunque tropiezan con una seria resistencia bereber organizada por Kusayla y la legendaria Kahina, pero, a finales del s. VII y principios del VIII, ocupan definitivamente todo el África del Norte. Con su conversión al Islam, los bereberes colaboran con los invasores para someter el resto de la Berbería y España.
Muy pronto adoptan la herejía járiyi y por considerarse mal tratados por los árabes se sublevan contra éstos en 740, al mando de Maysara. Los árabes sufrieron sangrientas derrotas e incluso fueron expulsados de Qayrawán en 756. Después de muchas vicisitudes surgen una serie de Estados dirigidos por jefes de origen árabe o que se atribuyen una genealogía árabe como los Rustumíes que fundan el reino de Tahart (761-908), el de Siyilmasa regido por los Banu Midrár, los Idrisíes de Marruecos y otros reyezuelos que no obedecen al califa abbasí de Bagdad. Solamente reconocía a éstos la dinastía semiindependiente de los Aglabíes (800-909), que se consolidan en Túnez y llegan a ocupar Sicilia.
A los Aglabíes suceden los Fatimíes de tendencia herética si'i, que en muy pocos años consiguen crear un gran Imperio que se extiende desde Egipto hasta el Atlántico. Después de la fundación de El Cairo en 973, los Fatimíes se desinteresaron de la Berbería, que cayó presa de las luchas de las distintas tribus bereberes.
Los Omeyas españoles
Los Omeyas españoles aprovecharon esta situación tan anárquica para proseguir su política de penetración después de la conquista española de Ceuta en 931. Apoyándose en los distintos grupos bereberes, el califato de Córdoba estableció una especie de protectorado con capital en Fez, al mismo tiempo que contingentes bereberes cruzaron el estrecho de Gibraltar para engrosar los ejércitos mandados por Almanzor y sus hijos. Estos mercenarios bereberes establecidos en la península ibérica contribuyeron decisivamente a la caída del Califato y al consiguiente fraccionamiento de al-Andalus en múltiples reinos de Taifas; muchos reyezuelos fueron bereberes. Cabe destacar a los Ziríes, que se establecieron en Granada. No podemos olvidar el significativo intento de los Hammüdíes, bereberes idrisíes que pretendieron suplantar a los Omeyas y consiguieron en algunos momentos ser reconocidos como califas de al-Andalus por la mayor parte de la población musulmana de la Península.
El fraccionamiento político del norte de África y de España desapareció a finales del s. XI cuando los sanháya del sur de Marruecos consiguieron crear el gran Imperio almorávide.
Los almorávides, que intentaron una reforma religiosa dentro de la ortodoxia musulmana, sometieron todo Marruecos y parte de Argelia hasta el Senegal. Después de la batalla de Zalaca (1086), que no tuvo grandes consecuencias, a pesar de la derrota cristiana, los almorávides se deciden a intervenir en España y destronan a los reyes de Taifas. Hostilizados por los cristianos en la Península y los masmüdas, bereberes del Atlas, muy pronto decae el poder de los almorávides. Ibn Tümart supo atraerse a los masmüdas a la doctrina almohade. Por segunda vez en la historia una gran tribu bereber consigue crear un Imperio que se extiende por todo el norte de África desde el Atlántico hasta Libia. Los almohades también ocuparon la España musulmana y durante muchos años frenaron la ofensiva cristiana.
La dinastía almohade acaba oscuramente en 1269, después de un largo proceso de decadencia y anarquía. Esta situación es aprovechada por otra gran familia bereberes, los benimerines, que pertenecían a la tribu zanáta. A principios del s. XIII, penetraron violentamente en Marruecos los benimerines con el apoyo de otras tribus zanátas. El emir Abu Yahyá logra fundar un reino, cuya capital, Fez, había sido ocupada por capitulación de la guarnición almohade. Su hermano y sucesor Abu Yusuf Ya'gub fue el verdadero fundador de la dinastía, tras la ocupación de Marrakech, y el soberano más poderoso del occidente musulmán. Los benimerines intervinieron en los asuntos de España y chocaron continuamente con los 'Abd al Wadíes de Tremecén y, finalmente, con los Hafsíes de Túnez.
Con la anexión de estos dos Estados, Abul Hasan (1331-51), sultán de los benimerines, rehace la unidad política de toda la Berbería y consigue la supremacía de los zanátas. En menos de dos años, el Imperio de los benimerines se derrumba y da lugar a un nuevo fraccionamiento, ya definitivo, de la Berbería.
A partir del s. XV, se inicia la intervención cristiana en esta zona con la ocupación de Ceuta por los portugueses en 1415; la instalación de la autoridad turca en Argel en el s. XVI rompe la unidad cultural de la Berbería, al ponerse en contacto Argelia y Túnez con el Islam oriental, mientras que Marruecos será el refugio de la tradición andalusí.
Etnias
Los pueblos bereberes son de raza blanca en general, pero no constituyen un tipo homogéneo desde el punto de vista antropológico.
Ya en el s. XIV, el gran historiador de origen sevillano, Ibn Jaldun, distribuía a los bereberes en tres grandes tribus: los masmúda, los sanhuya y los zanáta. Los masmúda eran los más numerosos. Se concentraban, como hoy, en las regiones occidentales del norte de África, particularmente en el Atlas. Eran fundamentalmente sedentarios. Los sanhuya estaban desparramados por toda la Berbería. Aunque en su mayoría eran sedentarios, hay que señalar importantes grupos nómadas. Los zanátas procedían de la región oriental; eran nómadas, excelentes jinetes y alcanzaron las regiones occidentales en sucesivas migraciones, como ocurrió con los benimerines en los s. XII y XIII.
Lengua
Todos estos pueblos hablan o han hablado una lengua común que denominamos bereber. Es una lengua hablada, pues en raras ocasiones se ha escrito. Son muchos los dialectos bereberes y, a pesar de su multiplicidad, son evidentes sus afinidades y su origen común.
La orientación política actual en los Estados norteafricanos independientes favorece la difusión del árabe en perjuicio del bereber. Allí donde el bereber conserva su lengua, mantiene sus costumbres, sus instituciones e incluso sus manifestaciones artísticas, pero, cuando forma parte del proletariado de las grandes ciudades como Argel o Casablanca y vive miserablemente, se siente completamente desarraigado de su ambiente ancestral y tampoco consigue adaptarse al nuevo género de vida.
Religión
En la Antigüedad existían cultos locales entre los bereberes; los objetos de este culto eran las grutas, rocas, fuentes, montañas, ríos y las estrellas. El cristianismo es adoptado en gran parte del norte de África. Surgen algunas herejías, pero también destacan figuras notables, como san Agustín de Hipona. En la segunda mitad del s. VII, con las primeras invasiones árabes, el Islam se introduce y afianza en toda la región norteafricana. Al mismo tiempo, los bereberes conservan muchas de sus prácticas paganas, algunas de las cuales fueron adoptadas por el Islam, siendo otras consideradas como heréticas, en contradicción con los principios coránicos. Estas supervivencias son visibles sobre todo en los ritos y fiestas agrícolas. Actualmente, los bereberes, salvo minorías insignificantes, son musulmanes ortodoxos.
El judaísmo consiguió muchos prosélitos en los primeros siglos de la Era cristiana. Prescindiendo de los sefardíes, oriundos de España, la mayoría de los israelitas indígenas desciende de prosélitos anteriores al Islam. En cuanto a los cristianos, puede decirse que prácticamente desaparecen en el s. XII.
Los bereberes son fundamentalmente rurales. Los nómadas viven en tiendas y los sedentarios en casas y, a veces, en majestuosas gasbas.
La mujer bereber goza de más libertad que la árabe y de mayor consideración.
Una de las características de la Berbería musulmana es el mantenimiento del Derecho consuetudinario, todavía aplicado, oficialmente o no. Este Derecho es esencialmente oral y algunas tribus en época reciente lo han consignado en árabe o francés, pero raramente en bereber. La justicia se practica por una especie de árbitros únicos o bien por las Yamá'as o comunidades.

Sitio de Viena

1° Sitio de Viena (Septiembre a Octubre de 1529)


El primer sitio de Viena, en 1529, marcó el apogeo de la invasión otomana de Europa central por las tropas turcas mandadas por el sultán Süleiman I Kanuni.
Despues en 1532 se produjo el segundo Sitio, pero esta vez no pudieron ni llegar cerca.
Las mal juzgadas demandas territoriales del archiduque Fernando de Austria, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico con el nombre Fernado I (foto), que había sido elegido rey de Hungría después de la muerte de su cuñado Luis II en la batalla de Mohács en 1526, provocaron una invasión turca en el otoño de 1529.
El 27 de septiembre de ese año las tropas otomanas iniciaron el asedio de Viena, capital del Archiducado de Austria. Se desconoce con precisión el número de ellas, y las estimaciones van desde 90.000 hasta 120.000 hombres. Ademas se contaban con tropas del voivado de Moldavia, aliado en esa epoca del Imperio Otomano.
Los defensores austriacos de la ciudad (entre 17.000 y 22.000) recibieron poca ayuda exterior, aunque a la postre fue relevante.
Esta se componía de mercenarios venidos de distintos lugares de Europa, pero tenía su núcleo fuerte en 1.000 lanskenetes alemanes dirigidos por el conde Nicolás de Salm y 700 arcabuceros españoles enviados por la reina viuda María de Hungría, hermana de Fernando.
Estos últimos destacaron en la defensa de la zona norte, impidiendo al enemigo establecerse en las vegas del Danubio junto a la ciudad.
Por parte otomana, a pesar de su superioridad numérica, el ejército estaba mal equipado para un asedio y su tarea fue obstaculizada por la nieve y las inundaciones. Süleimán se retiró a mediados de octubre a Constantinopla.
La batalla de Mohacs habia sido el objetivo, juzgando mal Süleiman siguio cunado todavia no se habia pertrechado para una guerra tan larga.
El año 1529 es considerado como el año de las lluvias intensas. Jamas en Europa llovio tanto como esa epoca del año. Dios (el cristiano!!!) con su lluvia salvaron a Viena.

jueves, 16 de abril de 2009

Suleiman, el Magnifico

SÜLEYMAN I el Magnifico o
KANUNI (el legislador)
Süleyman I, (6 de noviembre de 1494 - 6/7 de septiembre de 1566) llamado Kanuni ("el Legislador") (conocido en Occidente como Solimán el Magnífico).
Sultán otomano de 1520 a 1566.
Nació en Trabzon (Trebisonda, Turquía). Era hijo de Selim I Yavuz, y contrajo matrimonio con tres esposas, una de las cuales, Roxelana, de origen extranjero como la mayoría de las esposas de los sultanes otomanos fue muy célebre en las cortes europeas de la época así como por su influencia en la corte de la Sublime Puerta.
Tuvo asimismo ocho hijos (Selim de su matrimonio con Roxelana, Bayezid, Abdullah, Murad, Mehmed, Mahmud, Cihangir y Mustafa) y dos hijas, Mihriman Sultan y Raziye Sultan. Durante su reinado, el Imperio Otomano se convirtió en una de las más grandes potencias, y alcanzó la cúspide de su poder.
Solimán lideró personalmente la armada otomana cuando conquistaba Belgrado, Rodas y la mayoría de Hungría, así como el asedio de Viena, y los territorios anexionados del Norte de África como Marruecos y la mayoría del Oriente Medio.
Los otomanos tuvieron una breve preponderancia en el mar Mediterráneo, mar Rojo y el golfo Pérsico, el imperio continuó expandiéndose casi un siglo después de su muerte.
Durante su reinado el imperio fue liberal con las ciencias y las artes, acogiendo a filósofos, el propio Solimán fue mencionado como uno de los más notables poetas del Islam. En el mundo occidental es conocido con el apelativo Solimán el magnífico y en el mundo islámico como el codificador (en Turco Kanuni; árabe: القانونى, al-Qānūnī), debido tal vez a la profunda reforma que ejecutó sobre el sistema legal otomano.
Primeros años
A los siete años fue enviado a estudiar ciencias, literatura, teología y tácticas militares en las escuelas del Palacio Topkapi en Estambul. De joven trabaría amistad con Pargali Ibrahim Pasha, un esclavo que más tarde sería uno de sus consejeros de mayor confianza.
A los diecisiete años fue nombrado gobernador de Estambul, y más tarde de Sarukhan (Manisa) con un breve periodo en Edirne (Adrianópolis).
En el periodo que pasó en Manisa hasta su coronación el sultán ganó experiencia en la administración. Atormentado por los bandidos, Suleiman restauró la ley y el orden en la provincia, proceso durante el que adquirió la experiencia legislativa que más tarde le ganaría el nombre de Kanuni o legislador.
A los 26 años de edad, tras la muerte de su padre Selim I (1515-20), Suleiman heredó el título de califa y empezó a gobernar el poderoso Imperio Otomano, que siguió expandiendo hasta su muerte, 46 años más tarde.
Logros militares
Conquistas en Europa
Tras suceder a su padre, Solimán emprendió una serie de conquistas militares, empezando reprimir una revuelta del gobernador de Damasco en 1521. Solimán hizo preparativos para la conquista de Belgrado al Reino de Hungría—algo en lo que su bisabuelo Mehmed II había fracasado. Su captura fue muy importante para eliminar a los húngaros, que tras las derrotas de los serbios, búlgaros y los bizantinos eran la única fuerza de importancia que podía bloquear su expansión por Europa. Solimán rodeó Belgrado y empezó a bombardearla gravemente desde una mejana ubicada en el Danubio. Con una guarnición de apenas setecientos hombres y sin recibir ayuda de Hungría, Belgrado cayó en agosto de 1521.
Las noticias de la conquista de una de las grandes fortalezas de la Cristiandad se difundieron rápidamente por Europa. Como apuntó el embajador del Sacro Imperio Romano «la captura de Belgrado fue el origen de los dramáticos acontecimientos que se tragaron Hungría. Llevó a la muerte del Rey Luis, la captura de Buda, la ocupación de Transilvania, la ruina de un reino floreciente y al terror de las naciones vecinas que podrían sufrir el mismo destino...
Solimán durante la Batalla de Mohacs de 1526
El camino a Hungría y Austria se abrió ante él; sin embargo, Solimán distrajo su atención hacia la isla mediterránea de Rodas, cuya proximidad a Asia Menor y el Levante le había causado muchos problemas al Imperio. En el verano de 1522, aprovechando la ventaja de la flota que había heredado de su padre, lideró personalmente unos 400 barcos y 100 000 hombres desde Asia Menor a la isla. Tras el sitio de Rodas de cinco meses, en los que se produjeron brutales encuentros, Rodas capituló y Solimán permitió a los Caballeros de Rodas que partiesen, tras lo que establecieron su nueva base en Malta.
Tras el deterioro de las relaciones entre Hungría y el Imperio Otomano, Solimán retomó su campaña en Europa Oriental y el 29 de agosto de 1526 derrotó a Luis II de Hungría (1516-26) en la Batalla de Mohács. La resistencia húngara se desplomó y el Imperio Otomano pasó a ser la potencia más fuerte de Europa Oriental. Tras encontrar el cuerpo inerte de Luis II, Solimán dijo haberlo lamentado.
Tras el hundimiento del reino húngaro afloró una lucha de poder. Algunos nobles húngaros propusieron que Fernando I de Habsburgo (1503–64), gobernador de la vecina Austria y unido a la familia de Luis II por lazos de sangre, fuera el rey de Hungría, citando acuerdos previos de que los Habsburgo ocuparían el trono húngaro si Luis muriese sin herederos. Sin embargo, otros nobles preferían al noble John Zápolya, que contaba con el apoyo de Solimán, y que no fue reconocido por las potencias europeas cristianas. Se desató un conflicto a tres bandas cuando Fernando trató de imponer su dominio sobre tanta parte de Hungría como fuese posible, lo que resultó en la división del reino en 1541: Solimán reclamó la mayor parte de la moderna Hungría, conocida como Gran Llanura Húngara y tras eliminar la amenaza de Stephen Maylad situó a la familia Zápolya en el gobierno de Transilvania como estado vasallo de su imperio. Fernando reclamó la Hungría Real, que incluía la actual Eslovaquia, Croacia Occidental y los territorios adyacentes, fijando temporalmente la frontera entre los Habsburgo y los Otomanos.
Bajo el mando de Carlos V y su hermano Fernando, archiduque de Austria, los Habsburgo ocuparon Buda y tomaron Hungría En 1529 Solimán marchó una vez más por el valle del Danubio, reocupó Buda en el otoño siguiente y sitió Viena. Fue la expedición más ambiciosa del Imperio Otomano y el apogeo de su expansión occidental. Con una guarnición reforzada de 20 000 hombres los Austrias le infringieron su primera derrota y plantaron las semillas de la rivalidad entre los otomanos y los Habsburgo, que perduró hasta el siglo XX. Solimán trató de conquistar Viena por segunda vez en 1532, cosechando un nuevo fracaso antes de alcanzar Viena. En ambos casos las expediciones otomanas fueron azotadas por el mal tiempo (que les forzó a dejar atrás equipamiento esencial para los sitios) y se resintieron de tener líneas de suministros muy débiles.
A pesar de la derrota Solimán aseguró al Imperio Otomano un papel de importancia en el panorama político de Europa.
Conquistas en Asia
Una miniatura que muestra a Suleiman marchando con su ejército en Nakhichevan, verano de 1554
Tras afianzar las fronteras europeas desvió su atención a la amenaza perenne que representaba el Sha de la dinastía Safavid de Persia. Hubo dos acontecimientos concretos que precipitaron el recrudecimiento de la tensión. En primer lugar el Sha Tahmasp hizo que asesinasen al gobernador de Bagdad, leal a Suleiman, y que fuese reemplazado con un partidario del Sha. En segundo lugar, el gobernador de Bitlis había jurado fidelidad a los safavides.


En 1533 Suleiman ordenó a su Gran Visir Igrahim Pasha que liderase un ejército que retomó Bitlis y ocupó Tabriz sin resistencia alguna. Tras unirse a Ibrahim en 1534 Suleiman se internó en Persia, donde se encontró con que el Sha sacrificaba territorio en lugar de enfrentarse en combate, lo que resultaba en el debilitamiento de las huestes otomanas al cruzar estas duras regiones. El año siguiente, Suleiman e Ibrahim hicieron una gran entrada en Bagdad, ciudad que rindió su comandante, lo que afianzó a Suleiman como líder del mundo islámico y legítimo sucesor de los califas abasíes.
Tratando de derrotar al Sha de una vez por todas, Suleiman se embarcó en una segunda campaña entre 1548 y 1549. Como en la vez anterior, el Sha Tahmasp I evitó la confrontación con el ejército otomano y procedió a retirarse, exponiendo al ejército otomano al duro invierno del Cáucaso. Suleiman abandonó la campaña con las recompensas temporales de Tabriz y Azerbaiyán, la presencia en la provincia de Van y algunos fuertes en Georgia.
En 1553 acometió su tercera y última campaña contra el Sha. Tras perder inicialmente territorios en el Erzurm frente al hijo del Sha, Suleiman contraatacó y recapturó Erzurum, cruzando el Éufrates y devastando partes de Persia. El ejército del Sha prosiguió su estrategia de evitar a los otomanos hasta que se llegase a un estancamiento en el que ningún ejército podía ganar. En 1554 se firmó un acuerdo por el cual Suleiman concluiría sus campañas asiáticas, se devolvería Tabriz pero aseguraría Bagdad, Mesopotamia inferior, las desembocaduras del Éufrates y el Tigris y parte del Golfo Pérsico. el Shah también prometió cesar todas las incursiones en territorio Otomano.
Suleiman se alió con Francisco I de Francia en su lucha con el emperador Carlos V, a quien combatieron en el Mediterráneo (1543). La flota otomana del corsario Jeireddín Barbarroja salió victoriosa en Argel, Túnez y Trípoli (1551). Fracasó en apoderarse de la isla de Malta (1565). En 1535, arrebató Bagdad, Mosul y Tabriz a los persas safávidas e impuso su autoridad en todo el litoral del Yemen hasta Adén y Mascate (1538). Con ello, dominaba todo el mundo árabe con la excepción de Marruecos y algunos emiratos del Golfo Pérsico.
Murió de peste, como muchos soldados de su ejército, durante el sitio de la ciudad húngara rebelde de Szigetvar, cuando la plaza estaba por capitular.
Mediterráneo y Norte de África
Barbarroja, nombrado por Suleiman almirante en jefe de la flota otomana derrotó a la Liga Santa de Carlos V bajo el mando de Andrea Doria en la Batalla de Preveza en 1538, tras consolidar sus conquistas en tierra, Suleiman recibió la noticia de que la fortaleza de Koron de manos de Barbarroja, lo que aseguró el Mediterráneo oriental durante 33 años.
Al este de Marruecos se anexionó grandes extensiones de terreno norteafricano. Los estados berberiscos de Tripolitania, Túnez y Argelia pasaron a ser provincias autónomas del Imperio, y fueron el escenario del conflicto entre Suleiman y Carlos V, cuyo intento de expulsar a los turcos fracasó en 1541. La piratería llevada a cabo desde estos estados pasó a ser parte de las guerras entre los otomanos y España, y la expansión otomana se vio asociada cono el dominio naval durante un breve perioso de tiempo.
Las naves otomanas controlaban también el Mar Rojo y el Golfo Pérsico hasta 1554, cuando su flota cayó derrotada por la del Imperio Portugués. Los portugueses seguirían batallando contra las fuerzas de Suleiman por el control de Aden, actual Yemen.
Francisco I firmó un tratado de paz con Carlos V en 1538, sin embargo se alió nuevamente con Suleiman en 1542. En 1543 Carlos se alió con Enrique VIII de Inglaterra y forzó a Francisco a firmar la Tregua de Crepy-en-Laonnois. Carlos firmó un humillante tratado con Suleiman para darse un respiro por los enormes gastos de la guerra.
En 1544, cuando España le declaró la guerra a Francia, el rey francés le pidió ayuda a Suleiman, que envió una flota liderada por Barbarroja que salió victoriosa ante los españoles y consiguió recuperar Nápoles. Suleiman le dio el título de Beyler Bey (Commandante de comandantes). Un resultado de esta alianza fue la encarnizada lucha entre Dragut y Andrea Doria, que dejó el Mediterráneo Norte y el Sur en manos musulmanas.
Cuando los caballeros de la Orden de Malta se reasentaron en el Reino de Malta en 1630 sus acciones contra los navíos musulmanes despertaron la ira del emperador otomano, que mandó otro gran ejército para desalojarles. En 1565 invadieron Malta, empezando con el Sitio de malta, que empezó el 18 de mayo y acabó el 8 de septiembre.
Al principio la batalla parecía una réplica de lo ocurrido en Rodas con la mayoría de las ciudades destruidas y la mitad de los Caballeros muertos en combate, pero las fuerzas españolas acudieron en su ayuda, lo que resultó en la pérdida de 30 000 soldados otomanos.
Tras estos acontecimientos Suleiman volvió a concentrarse en Hungría de nuevo. Murió de un ataque durante la Batalla de Szigetvár en Szigetvár, Hungría, (5 o 6 de septiembre de 1566).
Labor administrativa
Aunque el Sultán Suleiman fue conocido como el Magnificiente en Occidente, en su Imperio se le llamó Kanuni o «el legislador». Como anota Kinross, «No sólo fue un gran estratega, un hombre de espada, como su padre y su abuelo habían sido antes que él. Se distinguía de ellos en que era también un hombre de pluma. Fue un gran legislador, que destacaba ante los ojos de su gente como un soberano inteligente y un magnánimo exponente de la justicia»
La ley del imperio se basaba en la Shari'ah, que, al ser la ley divina del islam, estaba fuera de la jurisdicción del Sultán. Pero un área de la legislación, conocida como el Kanuns (legislación canónica) dependía del deseo del sultán. La Kanuns cubría áreas como la ley criminal, la tenencia de tierras y la tasación. En este contexto Suleiman trató de reformar la legislación para adaptarla a un imperio cambiante.
Suleiman le prestó particular atención a la apremiante situación de los Rayas, cristianos que trabajaban la tierra de los Sipahis.
Además, Suleiman promulgó nuevas legislaciones criminales, prescribiendo un conjunto de multas para ofensas específicas, así como reduciendo los casos que se castigaban con la muerte o la mutilación. En el área de la tasación, as tasas se impunían a varios bienes y productos, como animales, minas, productos del comercio, importación y deberes de exportación. Además de las tasas, los ofiales que habían perdido su reputación era probable que perdieran sus propiedades a manos del sultán.
La educación fue otra área importante para el Sultán. Las escuelas religiosas adjuntas a las mezquitas obtenían sus fondos de fundaciones religiosas, lo que proporcionaba una educación casi gratis para los muchachos musulmanes, en lo que el Imperio Otomano aventajaba a los países cristianos de la época.
En la capital incrementó el número de mektebs (escuelas primarias) a catorce. En ellas se enseñaba a los niños a leer, escribir y los principios del islam. Los niños que deseaban recibir más educación podían entrar en una de las ocho madrazas, que les instruían en gramática, sintaxis, lógica, metafísica, filosofía, estilística, geometría, astronomía y astrología.
Las madrazas proporcionaban una educación de categoría universitaria, cuyos graduados podían ser imanes o profesores. Los centros educativos solían ser uno de tantos edificios que rodeaban las mezquitas. Otros de estos edificios eran las bibliotecas, reflectorios, fuentes, cocinas y hospitales públicos.
Sucesión

Roxelana o Hurrem

Las dos esposas de Suleiman le dieron ocho hijos, cuatro de los cuales sobrevivieron a la década de 1550. Eran Mustafa, Selim, Bayezid, y Jihangir. De éstos, únicamente Mustafa no era hijo de Hurrem, sino del Gülbahar («Rosa de Primavera»), y, por tanto, precedió a los hijos de Hurrem en el orden de sucesión. Hurrem fue consciente de que si Mustafá se convertía en sultán, sus propios hijos serían estrangulados. Sin embargo, Mustafa fue reconocido como el más talentoso de todos los hermanos y fue apoyado por Pargalı Ibrahim Pasha, que fue por aquella época Gran Visir de Suleiman.
A Hurrem se le suele considerar, al menos en parte, responsable de las intrigas en el nombramiento del sucesor.

Mahidevran o Gülvahar
Esto, sin embargo, no impidió a Hurrem ejercer una poderosa influencia política. Dado que el Imperio carecía de medios formales para la designación de un sucesor, la sucesión solía contar con la muerte de príncipes rivales para evitar disturbios civiles y rebeliones. Al tratar de evitar la ejecución de sus hijos, Hurrem utilizó su influencia para eliminar a aquellos que apoyaban el acceso de de Mustafa al trono.
Así, en las luchas de el poder aparentemente instigados por Hurrem.
Suleiman había asesinado y reemplazado a Ibrahim por un yerno de su simpatía, Rustem Pasha. En 1552, cuando la campaña contra Persia se había iniciado, con Rustem nombrado comandante en jefe de la expedición, las intrigas contra Mustafa comenzaron. Rustem envió a uno los hombres de mayor confianza de Suleiman a informar de que desde que Suleiman no estaba al frente del ejército, los soldados pensaban que había llegado el momento de poner un joven príncipe en el trono; al mismo tiempo, difundió un rumores de que Mustafa se había demostrado receptivo a la idea. Preocupado por lo que creía que eran los planes de Mustafa para reclamar el trono, el verano siguiente Suleiman lo convocó a su tienda, señalando que «sería capaz de aclarar los crímenes de los que se le acusaba y de que no tendría nada que temer».
Mustafa se enfrentó a una elección: o bien se presentaba ante su padre aún a riesgo de ser asesinado, o, si se negaba a asistir, sería acusado de traición. Finalmente, Mustafa optó por entrar en la tienda de su padre, confiando en que el apoyo del ejército lo protejería. Busbecq, que afirma haber recibido una cuenta de un testigo ocular, describe los momentos finales de Mustafa. Cuando Mustafa entró en la tienda, los eunucos de Suleiman le atacaron, ofreciendo el joven príncipe una valiente defensa. Suleiman, separado de la lucha sólo por los colgantes de lino de la tienda de campaña, pasó a través de la cámara de la tienda y «dirigió feroces y amenazadoras miradas a los mudos, y mediante gestos amenazantes reprendió severamente sus dudas. Acto seguido, los mudos, alarmados, redoblar sus esfuerzos, arrojaron al infeliz Mustafa al suelo y, enrollando una cuerda de archo alrededor de su cuello, lo estrangularon.»
Jihangir se dice que murió a causa del dolor unos meses después de recibir la noticia del asesinato de su medio hermano. A los dos hermanos supervivientes, Bayezid y Selim, se les dieron mandos en diferentes partes del imperio. Tras unos años, sin embargo, estalló la guerra civil entre los hermanos, cada uno de ellos apoyado por sus fuerzas leales. Con la ayuda del ejército de su padre, Selim derrotó a Bayezid en Konya en 1559, llevando a éste a buscar refugio con los persas junto con sus cuatro hijos. A raíz de intercambios diplomáticos, el Sultán exige del Shah de persia que Bayezid fuese extraditado o ejecutado. A cambio de grandes cantidades de oro, el Shah permitió que un verdugo turco a estrangulara a Bayezid y sus cuatro hijos, limpiando el camino para la sucesión de Selim al trono siete años más tarde.
Mediante su mecenazgo personal, Suleiman también presidió la Edad de Oro del imperio otomano, lo que representa el cénit de los logros culturales de los turcos otomanos en el ámbito de la arquitectura, literatura, arte, teología y filosofía. Hoy el horizonte del Bósforo, y de muchas ciudades de la Turquía moderna y la antigua provincia otomana, todavía son adornados con la obras arquitectónicas de Mimar Sinan. Uno de ellos, la Mezquita de Süleymaniye, es el último lugar de descanso de Suleiman y Hurrem Sultan: están enterrados en mausoleos adjuntos a la mezquita.
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miércoles, 15 de abril de 2009

La Segunda Venganza

CAPITULO 53
EL DIA DE LAS SERPIENTES

El Conde Dracula acaba de celebrar una nueva matanza contra los nobles del voivadado de Valaquia. En ese contexto Dago como "invitado" del Conde es llevado para celebrar y juntarse con el ahora aliado, el Sultan del Imperio Otomano.
El Sultan Soleiman envia a su representante y vigilador del tratado: Ahmed Bey.
El Conde solo rie al contarle a Dago ese nombre. El sabe de la venganza que mueve al Jenizaro y se divierte con la situacion.
Al llegar a la Delegacion los hombres de Ahmed Bey se divierten torturando a campesinos, pero Dracula le observa a Dago que su solo nombre es mas poderoso que la espada del guerrero.
Pero Dago no puede llegar a Ahmed Bey, esta rodeado constantemente de su guardia, y posee catadores de alimentos, por lo que no se puede llegar a envenenar.
Despues de recibir de Dacula 2 preciosas gemelas para el haren como esclavas, Ahmed Bey invita a Dago a sentarse para escuchar las noticias del Sultan.
Pero Ahmed solo le trasmite noticias de Kalandrakis.
El consul turco a partir de las noticias de la muerte del banquero, empezo una investigacion y se dio cuenta que solo un Renzi estaba en condiciones de matar a un banquero y no robarle nada.
Por lo que lo busco y lo encontro en Transilvania.
Ahora le mostraba las serpientes por las cuales iba a morir accidentalmente.
Pero la ayuda a ultimo momento del Conde lo ayuda y Dago logra cumplir con su segunda venganza.
Solo quedan 2. Los 2 mas odiados.

domingo, 12 de abril de 2009

Entrevista a Gustavo Amezaga

Entrevista a Gustavo Amezaga o su alter ego Manuel Morini, o entrevista a Manuel Morini y su alter ego Gustavo Amezaga.

Abril 2003
comicscolumba.blogspot.com

¿Cuál fue el origen del seudónimo Gustavo Amézaga y que ventajas y desventajas te ha traído?
En realidad, cuando empecé, no imaginaba escribir con seudónimo. Fue el Jefe de Arte de Columba quien me convenció de que Manuel era nombre de almacenero. Y vaya si tenía razón. Mi abuelo materno Manuel lo era. No lo conocí. Pero sé que era un tipo honorable. ¿Qué importa que sonara a qué? Yo solo quería publicar mi maldita historieta. Tenía solo dieciocho años y no quería darles el primer pretexto para ser eyectado. Así y todo puse la condición de que dicho seudónimo no fuera anglosajón. Ya había varios, reales o no. Entonces tomé mi segundo nombre y mi apellido materno y los junté. Julio Álvarez Cao decía que mi nombre sonaba bien. Manuel Morini. M.M. El viejo truco de las iniciales iguales. Como me fueron conociendo bajo el seudónimo, decidí que sería mejor continuar usándolo. Hace seis años, al cambiar de editor, lo abandoné. Ahora, Thalos lo ha exhumado para editar algunos de mis trabajos en Argentina. ¿Ventajas? Los lectores me conocen así. ¿Desventajas? No lo sé. Si hasta hay lectores en potencia que ni siquiera conocen a Gustavo Amézaga.
También leía todo lo bizarro que cayera en mis manos, matizados por lecturas de clásicos y no tanto. A los diecisiete ya me consideraba con los conocimientos suficientes como para escribir un guión y fui a ver a Carlos Vogt, quien me apadrinó ante Columba. Cuando me agarró el Jefe de Arte me di cuenta de todo lo que NO sabía. Y faltaría mucho para averiguarlo y ensayarlo. Después empezó mi carrera cuasi académica. Estudiando Cine en la única escuela privada que existía Buenos Aires y asistiendo a infinidad de talleres de guión. Pero mi maestro, mi verdadero maestro fue Antonio Presa, el tan mentado Jefe de Arte de Columba
¿Quienes han sido las personas que más han influenciado en tu vida personal?
Creo que en primer lugar, aunque no en el definitivo, fueron mis padres. Ellos era los que me compraban libros además de poseer mi madre una biblioteca, sino clásica, al menos considerable. Como dije, me tenían que arrancar de la tele cuando emitían “Los invasores” o “Kung fu”.
Con Crazy Jack en primer lugar y Khrysé en segundo. Parte importante para mí fue la de convertirme en guionista asistente de Wood. Le escribía, digamos un Savarese, y él lo reescribía incomparablemente mejor. Era la época en la que Robin tenía una enorme producción, se entiende. Confirmada mi capacidad, comencé a trabajar como suplente. Robin vivía fuera de Argentina y aún hoy lo sigue haciendo. Enviaba sus guiones por carta, a lo sumo por fax, manuscritos. Algunas veces no llegaban a tiempo y me encargaban un episodio circular, que no cambiara la línea argumental general tramada por Robin. Así trabajé con Mandrafina, Salinas, Olivera, etc. Los grandes, digamos. Después, cuando Robin se cansaba de esa serie, entre Armando Fernández, Ricardo Ferrari y yo, las seguíamos sin descuidar las nuestras. Es así como hoy escribimos con Ferrari los Dago Mensuales para Italia en tanto que Robin se dedica a su exquisito trabajo del semanal con dibujos de Gómez.
¿Qué significó llegar a ser parte de Editorial Columba?
Todo. Columba era el Hollywood de los historietistas. Con los mismos defectos y ventajas de la Meca del Cine. Pero se toma, o se transita por las afueras. Y yo quería bebérmela toda. En especial porque era un adolescente. No sólo iba a realizar mi sueño de ser guionista, sino que compartiría cartel con los grandes, ganaría dinero. En síntesis, me convertiría en un adulto y, además, viviría de mi “arte”. ¿Hay alguien que aspire a algo más? En aquel momento, la culminación de mi carrera. Poco después descubrí que era solo el principio de ella. Además de convertirme en uno de sus guionistas, trabajé de manera corporativa como coordinador y editor. La experiencia ganada allí en diferentes áreas técnicas y humanas fue impresionante e impagable. Columba se convertía en mi segunda escuela y en mi segundo hogar. Desayunaba, estudiaba, trabajaba, almorzaba, me encontraba con colegas -muchos de los cuales hoy son mis amigos- con los que discutíamos sobre temas infinitos. Si hubiera habido una cama, hasta me hubiese quedado a dormir.
¿Cuáles consideras que han sido los aportes de Columba al género de la historieta?
Fue fundamental entre lo 70’s y los 80’s. Nada menos que veinte años, aunque persistió más de ochenta como empresa. Una de las dos o tres de más trayectoria en el país. Descubrió a Robin Wood, a Marchionne, a Mandrafina, a los hermanos Villagrán, a tantos otros, que siendo ya genios se convirtieron en renombrados luego de pasar por sus páginas. Hizo volver al ruedo a Oesterheld, quien por aquel entonces no tenía domicilio fijo y le dieron una oficina para él solo para que escribiera lo que quisiera, siempre y cuando se adaptara a la línea editorial, cosa en la que el Maestro no tuvo el menor problema.


¿Cómo valoras tu participación en el desarrollo y la evolución de los siguientes personajes: Nippur, Dax, Crazy Jack, y qué momentos más resaltantes o memorables tienes de ellos?
En relación a los más o menos 300 episodios de Nippur, mi participación ha sido poca. A pesar de haber escrito una treintena, es solo un diez por ciento. En Dax, me ocupé de toda una segunda temporada, menor a la primera hecha por Robin. En Crazy mi participación fue total, como lo exliqué más arriba. Debo también agregar Dago, personaje al que escribí varios guiones suplentes en Columba, durante su publicación mensual. Gracias a ello, Robin me convoca, junto a Ricardo Ferrari a escribir los libros mensuales para Italia. En el presente, Dago es publicado por Eura Editoriale de diferentes maneras. Existe un semanal, escrita por Robin Wood y dibujada por Carlos Gomez. El principal. Ahí no intervengo. Ferrari y yo nos encargamos del mensual. Un comic-book de 96 páginas unitario. Dago ya es un personaje ricamente desarrollado por Robin, es decir, está casi todo hecho. No tengo más que imaginar una nueva aventura para él. En cierto modo, estas dos vías paralelas del personaje se enriquecen mutuamente. Y los momentos memorables. Muchos ocurren durante tu contacto con el público. A pesar de ser reservado y casi no asistir a ferias, en las pocas que fui he sido recibido con mucho afecto, Hasta hubo una banda de rock llamada Crazy Jack, con la cual Meriggi y yo nos comunicamos y nos atendieron con reservas creyendo que queríamos cobrarle por la marca. Cuando entendieron que no había nada más lejos de ello, nos invitaron a un concierto.

sábado, 11 de abril de 2009

La Primer Venganza

CAPITULO 33
EL DIA DEL FIN DE LA SUERTE
Barbarroja acaba de enterrar en la playa a sus enemigos, dejando solo sus cabezas afuera para que el mar acabe con sus vidas.

Mientras tanto Dago se recupera de sus heridas al ser torturado en las cuevas de polvora. Pero el Bey averiguo quien es Dago:
el mayordomo de Husseyn Bey,
el amigo de Orbashá y
el amigo de Oul-Adouin (todos enemigos de Barbarroja).
Por lo tanto obliga a Dago a servir al Sultan:
o se convierte en un renegado y no puede volver jamas a Venecia, o muere.
Dago pasa a ser hombre libre, pero renegado.

En ese momento el muecin del Bey le anuncia que Kalandrakis esta en Argel. Si, el mismisimo Kalandrakis que manejaba su fortuna con avaricia y una suerte increible para los negocios, estaba tan cerca de Dago. Y tan lejos.

Una carta secreta le llega a Kalandrakis por su secretario Ludovico: Tiene que matar a una dama veneciana, y la recompensa sera enorme. Nada mal para la suerte de Kalandrakis. La proxima cita en los jardines reales.

Esa noche Kalandrakis se encuentra con el fin de su suerte...
Antes de morir saca de el la situacion actual:
Ahmed Bey esta en la corte del Sultan Soleiman.
El conde Bertini ahora es Dux de Venecia.
Y Barazutti se quedo con su fortuna y con Ginneta della Barca.
Barbarroja, el muecin y Ludovico encontraron el cuerpo ahogado de kalandrakis con una palabra marcada en su frente: RENZI.

Nadie sabia su significado en Argel. Solo Ludovico entendio que habia aparecido un fantasma del pasado y que tenia que advertir a cierta gente. El fantasma de la familia Renzi.
Primer canalla que caia en las manos de un ignoto renegado: pero con un pasado que era imposible de olvidar, por mas que no pudiera volver jamas a Venecia.
Kalandrakis estaba muerto, y parte de la deuda con la familia Renzi estaba saldada.

viernes, 10 de abril de 2009

Valaquia

Valaquia alcanzo el grado de Voivoda (algo asi como una regencia) independiente a partir de 1241 cuando el voivoda Radu Negru les toma esa region a los mongoles, pero no acepta ser protectorado hungaro (gran potencia de entonces, con capital en Viena).
Pero sin duda su gran esplandor lo alcanzo bajo la voivodado de Vlad Drakul y Vlad Tepes (el conde Dracula) donde alcannzo su maximo esplandor sus dos vecinos: el Imperio Otomano y el Imperio Hungaro. Y aun asi Valaquia consiguio su independiencia.
La actual Rumania esta compuesta de 3 regiones: la Valaquia al sur, Transilvania al norte, y Moldavia al este. Los voivoda de Moldavia eran primos directos de Dracula: de ahi surge sus feroces "Guardia Moldava", que fueron casi imvencibles.
En Rumania y Moldavia son los 2 unicos paises eslavos donde se habla lengua romance.Ello proviene de la ultima defensa dacia (luego de la victoria de Trajano), que logro sobrevivir y quedo semi aislada del resto del Imperio Romano cuando este cayo.
Los demas paises eslavos no hablan romance sino eslavo.
Valaquia sobrevivio hasta que el gran hermano eslavo (Rusia) entro en juego: luego de varias batallas el Imperio Otomano y el Imperio Ruso. A partir de entonces cayo en desgracia bajo el poder de otros hasta la finazalizacion de la 2° Guerra Mundial.

jueves, 9 de abril de 2009

Dracula - Vlad Tepes

Vladislaus III - Vlad Tepes (El Empalador)

(Sighişoara, 8 de noviembre de 1431 - Bucarest, 14 de diciembre de 1476) fue un Príncipe de Valaquia (hoy el sur de Rumania) y la figura histórica en la que el escritor irlandés Bram Stoker se inspiró para crear al inmortal personaje del Conde Drácula. Vlad era ortodoxo, aunque con posterioridad se convirtió al Catolicismo.
Gobernante de carácter volcánico e impredecible, fue el más duro de todos los gobernantes de Europa Oriental en el Siglo XV. Para algunos fue un heroico defensor de los intereses e independencia de su país y del cristianismo, mientras que para otros era una persona cruel que torturaba y mataba para divertirse, por puro placer.
De Vladislaus III voivoda de Valaquia, se cuentan numerosas historias y leyendas. Fue rehén de los invasores otomanos hasta los diecisiete años de edad, cuando logró tomar el trono de Valaquia, del cual fue depuesto poco tiempo después. Sin embargo, en 1456, tras la Batalla de Belgrado, Vlad ascendió de nuevo al trono, tras matar a su contrincante Vladislav II, y ya no lo abandonó hasta 1462. Después vivió en el exilio hasta 1474, momento en que se lanzó de nuevo a la batalla para recuperar el cargo, lo que conseguiría en 1476. Sin embargo, en diciembre de este año caería luchando contra los turcos, rodeado de su leal Guardia Moldava.
Vlad se hizo famoso por tres cosas: su increíble arrojo y valentía (murió luchando con un ejército de tan solo 300 hombres contra un ejército de 120.000 turcos, algo que había hecho antes varias veces con éxito), su implacable sentido de la justicia y su extraordinaria crueldad, capaz de llamar la atención incluso en aquellos tiempos sangrientos.
Como su apodo Tepes indica, su argumento contundente favorito era el empalamiento, una técnica de tortura y ejecución que consiste en introducir un palo de aproximadamente 3.50 m. de longitud sin punta (ya que esto aseguraba un mayor sufrimiento en la víctima), por el ano o la vagina hasta la boca o el hombro, fijarlo a la carne con un clavo y después levantarlo para que la víctima muera allí lentamente, entre dolores atroces.
Al menos cien mil personas, murieron de esta manera a manos de los hombres del Empalador durante los siete años que duraron sus sucesivos reinados: enemigos, traidores, delincuentes de todo tipo y las familias de todos ellos, incluyendo a los bebés, y a elementos de su propia milicia que "merecían" ser castigados.
Cuando los turcos se dirigian a Valaquia estaban sus compatriotas, asi tambien hacia el oeste estaban los europeos traidores o traicionados empalados.
Vlad hizo y deshizo alianzas tanto con turcos como con húngaros siempre por los intereses de su patria, Valaquia. Durante todo su reinado se caracterizó como un auténtico patriota y siempre defendió los intereses de su pueblo ya que tanto húngaros como turcos miraban a sus territorios como región a conquistar. Casi siempre contó con un ejército reducido y muchas veces utilizó las tácticas de la guerrilla (utilizaba la táctica de tierra quemada, infectaba los pozos de agua, mandaba enfermos de tuberculosis a los campamentos turcos) para luchar contra sus enemigos.
Su traumática infancia, fue muy determinante a la hora de formar su futuro como príncipe. A los 13 años, en 1444, fue entregado a los turcos como rehén junto con su hermano Radu, por su padre como muestra de sumisión al Sultán y como garantía. Fue criado por el mismo Murat II (padre de Mehmet II, el cual lo tuvo como a un hermano) en ciudades como Adrianópolis, Egniojsor, Ened y Ninfamén, siendo el propósito evitar una nueva traición por parte del padre de Vlad.
Cuando volvió del exilio, su padre Vlad Dracul había muerto apaleado, por Iancu de Hunedoara en 1447, y a su hermano Mircea le quemaron los ojos con un hierro al rojo vivo antes de enterrarlo aún con vida. Ambos hechos fueron ordenados por los Boyardos (una aristocracia terreteniente local), a los cuales Vlad tuvo desde entonces odio eterno.
Los turcos lo apoyaron hasta convertirlo en rey de Valaquia (antes incluso llegó a ser príncipe de Transilvania, pero sólo durante unos meses), en Septiembre de 1448, pero los húngaros lo expulsaron por órdenes de Juan Hunyadi, comandante en jefe de los nobles de Hungría, antiguo aliado de su padre.
Durante ocho años Vlad estuvo viajando por los lugares limítrofes de Valaquia buscando apoyo. Se sabe que en este tiempo contactó con su primo Esteban el Grande de Moldavia, quien le ayudaría en el futuro contra los turcos cuando éste se convirtió en voivoda de su país. Además aprendió varias tácticas político-militares.
Cuando Vlad conoció que los turcos habían sido rechazados por los húngaros se lanzó al ataque del poder que ostentaba Vladislav II, apoyado por los húngaros y la población de origen alemán y protegido de los turcos. Junto con un contingente de Transilvania derrotó al voivoda e hizo que lo ejecutaran en la plaza pública de Tirgusor (cerca de Tirgovisthe, la antigua capital de Velaquia, justo donde había muerto su hermano). Una vez convertido en príncipe, en 1456, los reinos cristianos lo reconocieron como tal.
La primera parte del reino de Vlad estuvo dominada por la idea de eliminar amenazas a su poder, especialmente de grupos de nobles, especialmente los boyardos. Esto se consiguió por eliminación física, pero también reduciendo el rol económico de la nobleza: Las posiciones más importantes en el Concilio de Príncipes, que iban normalmente a los más poderosos boyardos, fueron dados a individuos desconocidos, algunos de origen extranjero, pero leales a Vlad.
Fue despiadado y en las ciudades donde no lo aceptaban se realizaban ejecuciones por empalamiento de hombres, mujeres y niños, como en los casos de la ciudad transilvana de Kronstadt (Brasov) y Hermannstadt (Sibiu), ambas ciudades habitadas por colonos alemanes que no querían comerciar con él o que no querían pagarle tributo. En 1459 hizo que 30.000 colonos alemanes (sajones) y oficiales fueran empaladas.
Con ello iniciaría su carrera de brutales masacres, entre las que se le atribuyen el exterminio de cien mil personas entre 1456 y 1462, hechos detallados en documentos y grabados de la época, que pusieron de manifiesto su gusto por la sangre y el empalamiento, por lo que se le comenzó a llamar Ţepeş que significa en rumano: empalador.
Una vez hubo resuelto los conflictos internos, Vlad se alió con los húngaros, especialmente con el rey de Hungría Matthias Corvino (hijo de Iancu de Hunedoara). En 1459 dejó de pagarles tributos, y en 1460 se alió con Corvinuss y lanzó una serie de campañas contra los turcos. Aunque las campañas resultaron exitosas al principio, no le proporcionaron victorias duraderas debido tanto al escaso apoyo del rey húngaro Mattias Corvino, como a los limitados recursos de Valaquia.
En 1461 Draculea libró una de sus más famosas batallas. El Sultán turco Mehmed II, conquistador de Constantinopla, le tendió una trampa. Envió a su encuentro al colaboracionista griego Catavolinos, en calidad de embajador, para citarle en Giurgiu, puerto danuviano cerca de Bucarest, con el fin de "solucionar un pequeño problema fronterizo". En el lugar de la cita esperaba un destacamento al mando del general Hamza Beg. Vlad Tepes fingió caer en la trampa y se presentó con parte de los tributos pendientes e incluso algunos presentes para el sultán pero, a su vez, llevó consigo a un nutrido ejército de caballería que derrotó a los turcos con relativa facilidad. Después de esta batalla Catavolinos y Hamza Beg fueron conducidos junto al resto de los prisioneros hasta Tirgovisthe, donde murieron empalados, aunque otras fuentes aseguran que Hamza Beg fue abandonado con vida en la frontera tras serle cortados los pies y las manos.
Animado por estos éxitos, Vlad III cruzó el Danubio, penetrando en territorio otomano, incendiando, saqueandeo y derrotando a las tropas turcas. El 11 de enero de 1462 Draculea envió una misiva a Matías Corvino, informándole del recuento de las cabezas de 24.000 enemigos, a los que había que sumar los muertos en los incendios de sus casas, cuyos cadáveres no fueron recuperados. Además de la carta también envió al rey húngaro dos grandes sacos con orejas, narices y cabezas de sus víctimas. Fue tal el terror desatado entre los turcos por estas incursiones que buena parte de la población musulmana de Estambul abandonó la ciudad por miedo a que fuera conquistada por Vlad con el apoyo de los numerosos habitantes que aún echaban de menos el esplendor bizantino.
Enfurecido por el avance de los valacos, Mehmet II atacó ese año con un ejército de 150.000 hombres (según una carta que él mismo escribió a un gran visir) y una flota que ascendió por el Danubio. Estas tropas incluían a 4.000 soldados de caballería comandados por Radu el Hermoso, hermano de Vlad III. No hay acuerdo respecto a la cantidad de hombres de los que dispuso Draculea, pero diversas fuentes barajan cifras entre los 22.000 y los 30.900. Lo que sí es seguro es que Vlad III no pudo evitar que los turcos ocuparan la capital, Tarrgovişte (4 de junio, 1462), por lo que se sirvió de estrategias como la guerra de guerrillas y la tierra quemada para enfrentarse a los turcos durante la primavera y el verano de 1462, además de diversos ataques. El más importante tuvo lugar entre el 16 y 17 de Junio, cuando Vlad y algunos de sus hombres disfrazados con ropas turcas se introdujeron en el campamento turco e intentaron asesinar a Mehmed. Además, para desmoralizar a los invasores, ordenó evacuar todas las ciudades de Valaquia y sacar de ellas cualquier objeto de valor. Éstos se retiraron tras fracasar en el asedio a la fortaleza de Kilia (al sur de Moldavia), con sus tropas diezmadas por la peste y dejaron a Radu el hermoso para que continuara la lucha.
Esta sería la última gran batalla de Draculea. Pese a las victorias, a Vlad se le oponía la nobleza, que apoyó a su hermano Radu. Mehmet II, una vez en Estambul logró, usando una serie de intrigas que incluyeron la falsificación de documentos, que Matías Corvino encarcelase a Vlad III en agosto de 1462.
El ejército turco, dirigido por su medio-hermano Radu, rodeó la fortaleza de Poenari, donde se había refugiado el príncipe valaco. Un arquero lanzó una flecha a través de la ventana, avisando que el ejército turco se acercaba. el arquero era un antiguo sirviente de Vlad, que lanzó el aviso por lealtad, pese a haberse convertido al Islam para escapar de la esclavitud por los Turcos. Su mujer, la princesa Cnaejna, al leer el mensaje se arrojó a un afluente del río Argeş para evitar ser apresada.
De acuerdo con la leyenda, dijo que "prefería que su cuerpo se pudriera y ser comida por los peces del Argeş antes que ser apresada por los turcos". Hoy el afluente es llamado Râul Doamnei (el río de la dama). El mismo Vlad fue recluido en la torre real cerca de Buda, tomando posesión del trono su hermano Radu, quien actuó como un títere de los turcos.
No se sabe por qué, Draculea fue liberado en torno a 1474, pero no hay duda de que participó en la batalla de Vaslui (en la región de Jashi, Moldavia), junto al príncipe Esteban Bathory de Transilvania. Juntos invadieron Valaquia con un ejército formado por transilvanos, boyardos valacos y un pequeño número de moldavos enviados por el primo de Vlad Draculea, el príncipe Esteban el Grande de Moldavia. Tras esta batalla Draculea recuperó el trono, pero Esteban Bathory volvió a Transilvania, dejándole en una posición muy débil frente a sus enemigos.
Su última acción fue tres días después, cuando Vlad se lanzó a atacar a los turcos. Estos habían preparado otro gran ejército para conquistar Valaquia y poner en el poder a Basarab Laiota. Los turcos estaban apoyados por los nobles boyardos, quienes les dejaron vía libre para penetrar en Valaquia. Y fue Basarab quien se lanzó contra Vlad Dracula en una emboscada en la que murió éste y la mayoría de su guardia personal de moldavos, de los que sólo quedaron diez soldados. Tras su muerte su cara y su cabellera fueron separadas del cráneo y llevadas como trofeo a Estambul.
Tradicionalmente se ha considerado el monasterio la isla de Snagov como el lugar de enterramiento de Drácula y ciertamente se encuentra allí, junto al altar, una tumba con su nombre, aunque en su interior sólo se han hallado restos de animales. La posible explicación parece ser, como desvela el documental "Los padres de Drácula" (Bloodlines: Dracula's family tree"), que los monjes griegos, que se hicieron tiempo después con el monasterio, no quisieron que un personaje tan despiadado estuviera enterrado en el lugar más sagrado del monasterio, así que sacaron sus restos y los enterraron en otra tumba junto a la entrada. Recientemente esa tumba se derrumbó por efecto de una riada y los restos de Drácula se perdieron en el lago. Las excavaciones de 1932 encontraron el sepulcro del voivoda vacío, pero no obstante su cadáver decapitado y ataviado con la vestimenta de su rango, fue hallado a unos metros. Los restos, muy mal conservados, se perdieron durante la década de 1940.
Vlad III Draculea tuvo dos hijos con la princesa Cnaejna: Vlad IV Tepelus, muerto en 1500 y Minhea III "el Malo" (1462-1510), príncipe de Valaquia de 1508 a 1510.
Una de las historias mas famosas es la "Copa de Oro": Vlad recorria las ciudades y en una se encontro con un pueblo que le era fiel y no habia pobres para empalar se quedo tan contento que les regalo una copa de oro al pueblo: y la dejo en medio de la plaza. Pero si alguien la robaba seria empalado.
Se dice que aun despues de 20 años estar muerto Vlad Tepes nadie se habia atrevido a tocar la copa que seguia intacta en medio de la plaza, por el miedo que generaba. Y que ya se comentaba que habia vuelto de la muerte, ya que era inmortal.
(arriba) Sello de la Orden del Dragon, por su lucha contra los Turcos infieles.

miércoles, 8 de abril de 2009

Dracula - Vlad Drakul

Vladislav II
(nacido hacia 1390 -fallecido en 1447), conocido históricamente como Vlad Dracul ("Vlad el Demonio") fue el voivoda (regente) de Valaquia (el sur de Rumania).
Reinó entre 1436-1442 y nuevamente entre 1443-1447.
Fue el padre de Mircea II, Vlad Călugărul, Vlad Draculea "Tepes (El Empalador)" y Radu el Hermoso.
Todos sus hijos en un momento u otro llegaron a gobernar Valaquia.
Vlad II Dracul pertenecía a la noble familia valaca de los Basarab. Era hijo ilegítimo del voivoda Mircea cel Bătrân y de una concubina llamada Maria Tolmay.
Frente al cristianismo ortodoxo de su familia, se mostraba bastante tolerante con el catolicismo, aunque eso no le impidió asesinar a varios miembros de la familia Dăneşti, lejanamente emparentados con los Basarab, y que habían conseguido poder en Valaquia tras regresar de su exilio en Transilvania en 1436.
La Orden del Dragón
Vlad II recibió su apodo Dracul (Dragón) en 1431, después de jurar los votos de la Orden del Dragón ante el emperador Segismundo del imperio germánico, como parte de un plan de Vlad para conseguir el favor de la Iglesia Católica y el emperador para conseguir ayuda y proteger el voivodato de Valaquia contra el avance de los turcos otomanos. La Orden del Dragón era una honorífica orden de caballería creada por el propio Segismundo.
En 1431 Alexandru I Aldea, hermanastro de Vlad Dracul, se apoderó del trono de Valaquia tras derrocar al voivoda Dan II, que había estado en el poder desde 1420. En 1436, tras la muerte de Alexandru I Aldea tras una enfermedad, Vlad Dracul ascendió al trono.
En 1442 el nuevo rey de Hungría, Ladislao o Vladislav III, rompió la paz con el Imperio Otomano y lanzó una campaña contra los turcos ayudado por el general Juan Hunyadi, en un esfuerzo de expulsar a sus enemigos de Europa. Hunyadi exigió a Vlad II que cumpliera su juramento como caballero de la Orden del Dragón y vasallo de Hungría, y le ordenó que se uniera a la cruzada contra los turcos, pero tras varias desavenencias con Hunyadi, se negó a hacerlo.
El Papa Eugenio IV medió en la situación y absolvió a Dracul de su juramento, pero le pidió que enviara a su hijo Mircea II en su lugar. Sin embargo, a pesar de su avance inicial, el ejército cristiano sufrió una desastrosa derrota en la Batalla de Varna, donde murió Ladislao III; Juan Hunyadi consiguió escapar de la debacle, responsabilizando a los valacos y a Mircea II de no haber permanecido en sus puestos (Mircea y los valacos habían huido cuando la derrota se hizo inevitable). El desastre de la cruzada provocó el inicio de hostilidades entre Hunyadi y Vlad Dracul.
Ante la hostilidad de Hungría Mircea II ascendió al trono en 1442, mientras Vlad Dracul acudía a la corte otomana para negociar el apoyo de los turcos para mantener el poder de su familia en Vlaquia. En 1443 Mircea II fue expulsado del trono por un ejército húngaro liderado por Hunyadi y se vio obligado a huir, Hunyadi colocó a Basarab II, hijo de Dan II, en el trono. Sin embargo, Basarab II gobernó poco tiempo, porque ese mismo año Vlad Dracul, ayudado por los ejércitos turcos, se apoderó nuevamente del poder.
Vlad Dracul confirmó su tratado con los otomanos y se mostró dispuestos a pagarles un tributo anual, además de enviarles chicos valacos anualmente para que fueran entrenados en los ejércitos del sultán turco. También se vio obligado a entregar a sus dos hijos Vlad Draculea y Radu el Hermoso como rehenes para garantizar su fidelidad.
Mircea II apoyó a su padre, aunque no compartía su política de alianza con el Imperio Otomano. MIrcea II dirigió a los ejércitos valacos en una incursión contra los turcos sin el conocimiento de su padre, reconquistando la fortaleza de Giurgiu en 1445. Sin embargo, su padre se vio obligado a devolver la fortaleza para conservar el apoyo de sus aliados, así como mantener a sus dos hijos cautivos seguros.
En 1447 Juan Hunyadi invadió de nuevo Valaquia con un ejército húngaro, aprovechando la inestabilidad de la alianza entre Vlad Dracul y los turcos. Mircea II fue capturado, cegado y enterrado vivo por los boyardos (terratenientes eslavos) y mercaderes de Tirgoviste, la capital valaca. Vlad Dracul fue asesinado cuando trataba de huir y llegar a territorio turco. Juan Hunyadi colocó a Vladislav II en el trono, pero sólo consiguió mantenerlo durante un año.
Vlad Draculea, que hasta entonces había permanecido cautivo en la corte otomana, donde había sido educado, fue liberado y situado en el trono con el apoyo del ejército turco.
Vladislav II huyó junto a Hunyadi. Sin embargo, Vlad III Draculea no conservó el apoyo de los turcos y en su primer mandato sólo gobernó unos meses, huyendo y refugiándose con sus parientes en Moldavia.
Vlad II Dracul se casó en dos ocasiones y tuvo cinco hijos: De su primera esposa, la princesa Princess Cneajna of Moldavia, nacieron:
Mircea II el Joven, nacido hacia 1428
Vlad III el Empalador, nacido hacia 1431
De su segunda esposa, Eupraxia/Vasilissa Musatini, hija de Alejandro I el Bueno nacieron:
Radu III el Hermoso, nacido hacia 1437
Alexandra
De su concubina Cătuna tuvo un hijo ilegítimo:
Vlad IV el Monje (Calugarul)

el visir Ibrahim

Pargalı İbrahim Pasha

Fue el gran Visir (1523-1536) del Imperio Turco Otomano, durante el reynado de Suleiman el Magnifico.
Reemplazo a Piri Mehmed Pazha, y su influencia fue decisiva para formar la mejor epoca de oro y de esplandor del Imperio Otamano.
Fue vendido como esclavo en la edad de seis al palacio del otomano para los sultanes futuros situados en Manisa en Anatolia occidental.
Allí él se hizo amigo de Suleiman que tenia la misma edad, hasta llegar a ser halconero del sultán. Lo promovieron tan rápidamente que en un punto él pidió Suleiman para no promoverlo demasiado rápidamente para el miedo de despertar celos.
Satisfecho con esta exhibición de la modestia, Suleiman presumiblemente juró que lo nunca pondrían a la muerte durante su reinado. Más adelante, después de ser designado Visir, llego a tener muchos títulos, también lo conocían como " el hombre más hermoso del imperio".
Se caso con una hermana de Süleyman pero nunca utilizo ese titulo. aunque tambien se lo conocia como Makbul Maktul (amado y matado) Ibrahim Pasha.
Su palacio aun esta en Estambul y se ha convertido en un Museo de Artes Islamicos. Su palacio fue construido de forma defensiva y de prevencion ante ataques (tuvo rivales temibles).
Con occidente tuvo fuertes contactos en especial con Venezia (el Dux) y Fracia (Francisco I), y enemigos terribles España (Carlos I), aunque obtuvo de el el vasallaje de Hungria, a cambio de ir contra los Habsburgos (y lo convertiria en Carlos V de Europa).
Llegando a extender su imperio hasta Viena. La cual no cayo por poco.
Luego de la victoria ante el imperio Persa en una reunion lo nombraron algo asi como Quasi-Sultan lo que genero un lio barbaro en Palacio de Estambul (mas las intrigas de Roxelana: favorita del Sultan) lo que dejo en desgracia al Visir.
Como Suleiman habia jurado no matarlo durante su reinado, Suleiman el Magnifico adquirio una fatwa: a cambio de construir una gran Mesquita en Estambul.
Ceno durante 7 dias con su amigo, dandole la oportunidad de huir o de matarlo y realizar un golpe de palacio: Pargali Ibrahim no hizo ninguna de las dos opciones.
A partir de su asesinato, el caracter de Suleiman cambio dandole un aroma distintos a sus poemas donde muchas veces menciono el triangulo de amor-amistad-gobierno, donde reflejaba sus pesares.

la Columba x Andres Calamaro







Tengo base y entiéndase bien por base cimientos intelectuales
De chico en el colectivo leía historietas nacionales,
como el espía inglés con licencia para matar
que regala rosas amarillas siempre,
como El Errante, como El Inmortal,
como el indio blanco, como el Desterrado,
como el cabo Sabino, como Roland el corsario,
como Johnny Hazard, como Savaresees de los 80 como decirtes.
Escorpiones en el desierto y Corto Maltés¡
gran Corto Maltés!
Los chindits en Birmania
aquí la legión contra los tanques de Alemania
capítulo aparte a Benjamin Francklin
al gato de Freddy a Freddy,
Boogie el aceitoso,el Eternauta, eternamente auta
de ahí a factotum, de ahí a cartero,
de ahí a mujeres.
Ya leo libros papá.
Ya leo libros papá.
Ya leo libros papá papapapa
Ya leo libros papá.
Ya leo libros papá.
Ya leo libros papá papapapapa
Ahora que todo viene con 2000
me voy acordando de miles anteriores,
yo fui un dinosaurio que nunca se fue,
una bruja en la hoguera de Salem.
En el desierto me llamaban Magí,
cruzando de bando, apellido francés
en la legión magrebí.
Soy or grund, soy Nippur de Lagash, Savarese y Jack Arosh
y si quiero nena puedo fumar crack
y ser Isidoro, Isidoro, Cachorro,
el coronel Cañones, El capitán Metralla
metiéndose una raya.
Que literatura más pura
y en colores,
después del blanco y negro
historias con sabores, olores.
El Errante siempre adelante
capítulo aparte para lo que
hubo antes y después.
Algo se derrumba,
cuantas aventuras de editorial Columba.

Entrevista a Ramon Columba

Entrevista realizada a Ramón Columba (1891-1959) aparecida en el Nº 4 (Diciembre-Enero 1954) de la revista “Dibujantes”.
Ramón Columba, como presidente y fundador de la Asociación Argentina de Editores de revistas, hace tres años, dio su opinión sobre la historieta llamándola “la princesita mimada del periodismo moderno” y ofreció cifras que impresionaron por lo insospechadas;
¡Nuestras revistas de historietas –dijo. Editan ciento cincuenta millones de ejemplares por año! No hay país del mundo que nos supere en este renglón. De ahí la importancia para los dibujantes argentinos de todo lo que se relaciona con esta actividad que se ha convertido en otra producción característica del país.
-Producimos carnes, cereales...e historietas- nos dice nuestro reporteado agregando: Hay dibujantes argentinos que ganan alrededor de diez mil pesos mensuales por el simple permiso de reproducir sus historietas en el extranjero.Este magnífico florecimiento del dibujo se inicia –que duda cabe- con “Páginas de Columba”, la primera revista consagrada al dibujo y a los dibujantes criollos.
Interesará por ello conocer la trayectoria de Ramón Columba desde sus comienzos. Veamos.Un muchacho “porteño”, nacido en las sierras de Córdoba se sienta en los bancos de una escuela del Estado en nuestra capital y allí lo descubre un gran pintor napolitano, Eugenio Limarzi, profesor de dibujo, a la sazón, de los grados primarios.-¿Cómo consigue hacer estos retratos al carbón? ¿Cuadriculas el original?- No. Los hago a mano y a ojo, nomás –es la tímida respuesta del autodidacta que queriendo imitar a un “retratista al lápiz” de un negocio cercano a su casa, no había reparado que aquél hacía bromuros retocados al lápiz Conté.
En Hollywood (California) cuando después de ser “desahuciado” por los periodistas mejicanos de que no lograría llegar a entrevistar a los astros del cine –pronóstico confirmado allí por los colegas norteamericano- fue tan grande la propaganda que le hizo el gran diario de Los Angeles “Los Angeles Daily Times”, que “llegó” a todos, a Carlitos Chaplin, Norma Talmadge, Douglas Fairbanks, Mary Pickford, Mary Prevost, Monte Blue, Irene Rich, Rodolfo Valentino, Collen Moore y Luisa Fazenda, hasta agotar el elenco de las luminarias hollywodenses de la época.
Cuando Ramón Columba inició en 1923 –hace precisamente treinta años- su revista “Páginas de Columba”, las puertas de esta primera revista criolla se abrieron de par en par, para todos los lápices noveles y así entraron a publicar sus primeros trabajos: Dante Quinterno, Divito, José Luis Salinas, Raúl Roux, Gonzáles Fossat, Iribarren, Tabernig, Muñiz, Cotta, Linaje y Valdivia, entre otros. Hasta entonces las revistas porteñas estaban dirigidas y dibujadas por maestros europeos radicados entre nosotros. Ellos eran: Stein. Sojo, Mayol, Cao, Zavattaro, Villalobos, Gimenez, Eusevi, Redondo, Friedrich, Medina Vera, Martinez Jerez, Alonso, Málaga Grenet, Navarrete, Olivella, Rojas...
Estos fueron los que nos enseñaron el camino –declara Columba- aunque yo me confieso, en particular, discípulo de José María Cao, el gran caricaturista que después de haber colaborado en “Don Quijote” con Eduardo Sojo, se convirtió en el primer lápiz de “Caras y Caretas”. (2)-¿Cómo se reveló en usted la vocación por el humorismo?- Fue debido a la admiración que me inspiraban, precisamente, las caricaturas de Cao en “Caras y Caretas” a comienzos del siglo.
-¿Y usted llegó a conocer al maestro?-Una sola vez cambié breves palabras con él. Fui a verlo con Pelele para pedirle su cooperación. Estábamos organizando en 1917, un Salón de Humoristas y le solicitamos algunos originales.
-¿Cuándo fundó “Páginas de Columba?- En 1922, en forma de álbum de caricaturas. Se vendía en las librerías y dado el éxito alcanzado y con el apoyo del comercio –a la Franco Inglesa y a la Cervecería Quilmes, les debo el primer apoyo- en 1923, la hice revista popular y así comenzó “Páginas de Columba”. Daba un “Suplemento Infantil”, cuatro hojitas en papel de color, con historietas que gustaron tanto que, cinco años después, en 1928, se convirtieron en 16 páginas grandes: “El Tony”. A ésta le siguió “Intervalo” en 1945, “Fantasía” en el año Sanmartiniano (1950) y en el 51, “Intervalo Extra”.
-¿A qué se debe según usted, el triunfo de la historieta?-A la constante avidez de los lectores por la aventura de que antes eran intérpretes Dumas y Julio Verne. La versión literaria se siente ahora enriquecida por la prodigiosa imaginación de los dibujantes. Hay otra ventaja en nuestra labor y es la síntesis gráfica. “Un dibujo dice más que mil palabras” –según el proverbio chino. Y eso se cumple en la historieta, ayudando a conocer –en cuanto a las novelas adaptadas de “Intervalo” e “Intervalo Extra” se refiere- obras extensas que antes no llegaban a la masa.
- De sus palabras deducimos las grandes perspectivas que se abren para los dibujante.- Ustedes calculen...Vale decir que los aficionados pueden entregarse a practicar dibujo con la confianza de que no va a faltar trabajo y buena remuneración para ellos. Los buenos, actualmente no da abasto, aun cuando ya son muchos. Y como en todas las profesiones triunfan los mejores, por su talento y experiencia. Cuando estuvo Walt Disney en Buenos Aires, hace dos años, quedó sorprendido cuando le presenté a casi trescientos dibujantes argentinos. “No sospechaba encontrar un foco tan grande y dudo que lo supere Nueva York” –me dijo.-¿Cuántos artistas colaboran en la Editorial Columba?- Alrededor de cuarenta. Algunos, como Eugenio Colonesse, (3) que aunque es un chico italiano puedo decir que es “producto exclusivo de nuestra editorial”. Yo tengo el honor de haber guiado sus pasos. Entre los restantes, se destacan: Rapela, D’Aderio, Jorge y Arturo Pérez del Castillo, David y Angel Borisoff, Alfredo Ferroni, Cozzi, Marius, Sesarego, Letteri, Llambí, Casalla, Moraga, Haupt, Videla, Salomón, Novelle, Savino, Della Porta, Le Voci, Margarita López Medana, Barbieri, Muñoz Barris y Linage.
- Una palabra par los aficionados, señor Columba...Que les agradezco a todos los que confían en mis consejos. Tengo cartas que vienen de los más apartados rincones del país. Hasta de Punta Arenas (Chile). Me agobia la responsabilidad de pensar que muchos hacen depender de mí su porvenir. Eso es demasiado. Yo lo único que puedo hacer es darle las normas que, a mi juicio, sirven para llegar, aunque siempre hay factores que conspiran contra la buena suerte.
-¿Cuáles son esas normas? Buscar, primeramente, un maestro de los consagrados y copiar su estilo. Copiarlo tanto como se pueda, y una vez adquirido el estilo, practicar del natural hasta moldear cada uno su personalidad. Así hizo Colonesse y varios otros. Y ya ven el resultado.-
¿Podría darnos, para terminar, una síntesis de sus trabajos de dibujante y humorista?- Sí, con mucho gusto: He editado muchos álbumes. La mayoría, con centenares de apuntes rápidos, “relámpago”, que a los periodistas norteamericanos les inspiró ese apodo que me pusieron: “El pirata de la expresión”, porque dicen que yo se la robaba casi sin que se diera cuenta, al caricaturado (sic). He hecho, además, varias exposiciones en nuestra capital y ciudades del interior. He ideado la conferencia dibujada que consiste en hablar y dibujar. Dibujé desde el año 39 al 46, en “Sucesos Argentinos”, el noticiero cinematográfico. He publicado tres tomos de “El Congreso que yo he visto”, que son mis memorias de taquígrafo parlamentario. Como ustedes saben, pasé cuarenta años en el Congreso. Entré el año 1907 y me jubilé el 46. Preparo ahora un cuarto tomo. En estos libros he compilado mis caricaturas políticas hechas durante ese lapso, en diarios y revistas. Las he salvado así, del fácil olvido de la posteridad. Hice tres viajes a Europa y dos a Estados Unidos entrevistando a reyes, presidentes y dictadores.Nosotros, pensando en esta labor inmensa, nos despedimos del maestro de la caricatura argentina, agradeciendo en nombre de “Dibujantes” este reportaje que ha de proporcionar una gran dosis de optimismo y un magnífico ejemplo, a todos los que en nuestra tierra, quieran hacer algo “con un simple lápiz en la mano”.